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El Plan General de Ordenación Urbana es un instrumento básico en la normativa urbanística de un terreno. Entre otros conceptos, define el tipo de suelo y las competencias urbanísticas y territoriales que permite un municipio.
Un Plan General de Ordenación Urbana, conocido también por sus siglas PGOU, es una normativa urbanística de ámbito municipal. La mayoría de ciudades y municipios españoles cuentan con este instrumento de ordenación territorial que recoge todas las medidas para diseñar, planificar y ordenar un territorio.
Es decir, el PGOU es una herramienta que sirve para realizar la evaluación de terrenos. Para ello, clasifica los suelos, dictamina qué régimen urbanístico se aplica en cada suelo e incluso recoge los elementos principales de los servicios municipales. Su último fin es servir de base legal para urbanizar o edificar en el municipio.
En resumen, el PGOU es el reglamento que clasifica los tipos de suelos en urbanos y no urbanizables, determina las áreas de reparto de cargas, diseña la estructura general del territorio, programa medidas para la protección del medio ambiente, etc.
Esta normativa urbanística establece los principios básicos de la ordenación del territorio y del urbanismo. Entre otros aspectos, define conceptos como el derecho de propiedad del suelo, las responsabilidades legales de los propietarios y los criterios para conseguir un desarrollo urbano más sostenible y próspero para el entorno.
La competencia para dictar este tipo de normativa para la evaluación de terrenos recae en las comunidades autónomas. Pese a eso, será más tarde cada población la que desarrolle su propio PGOU que, evidentemente, debe seguir la línea de la legislación regional, autonómica o estatal. Además, este referente estará condicionado por los estándares urbanísticos, la propia ciudad o la sostenibilidad urbana.
A la hora de elaborar un Plan General de Ordenación Urbanístico, se suele pedir una serie de documentos como los planos cartográficos del terreno, un estudio económico-financiero con los costes de la ejecución del PGOU o un informe de sostenibilidad medioambiental y económica.
Otra documentación necesaria será un programa de actuación y desarrollo del territorio a largo plazo y el resumen ejecutivo de todos los cambios que se van a realizar en la ordenación actual. Es decir, debe quedar por escrito el alcance de la transformación urbanística que se plantea con ese nuevo PGOU.
Este tipo de normativa urbanística debe fijar los objetivos globales para un desarrollo sostenible del terreno municipal. Uno de sus retos es, además, preservar los suelos no urbanizables y articular la ordenación urbanística con un esquema de los usos posibles del suelo público. Por eso, uno de los conceptos básicos de este Plan es la edificabilidad, que, junto a la clasificación del suelo, resulta indispensable para entender e interpretar la normativa.
Para cumplir sus objetivos, el PGOU señala las normas urbanísticas que deben cumplir las construcciones, define las infraestructuras del municipio, indica los distintos usos del suelo u ordena los espacios urbanos teniendo en cuenta el patrimonio social e histórico del lugar.
El Plan General de Ordenación Urbana es, en resumen, un instrumento vital para saber cómo se está desarrollando un municipio y para asegurar el éxito de una inversión urbanística. Permite, entre otros aspectos, estar al tanto de dónde y qué se puede construir en cada espacio, algo esencial a la hora de invertir en un terreno.
Terrenos14 de agosto de 2025
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El Plan General de Ordenación Urbana es un instrumento básico en la normativa urbanística de un terreno. Entre otros conceptos, define el tipo de suelo y las competencias urbanísticas y territoriales que permite un municipio.
Un Plan General de Ordenación Urbana, conocido también por sus siglas PGOU, es una normativa urbanística de ámbito municipal. La mayoría de ciudades y municipios españoles cuentan con este instrumento de ordenación territorial que recoge todas las medidas para diseñar, planificar y ordenar un territorio.
Es decir, el PGOU es una herramienta que sirve para realizar la evaluación de terrenos. Para ello, clasifica los suelos, dictamina qué régimen urbanístico se aplica en cada suelo e incluso recoge los elementos principales de los servicios municipales. Su último fin es servir de base legal para urbanizar o edificar en el municipio.
En resumen, el PGOU es el reglamento que clasifica los tipos de suelos en urbanos y no urbanizables, determina las áreas de reparto de cargas, diseña la estructura general del territorio, programa medidas para la protección del medio ambiente, etc.
Cómo realizar un PGOU
Esta normativa urbanística establece los principios básicos de la ordenación del territorio y del urbanismo. Entre otros aspectos, define conceptos como el derecho de propiedad del suelo, las responsabilidades legales de los propietarios y los criterios para conseguir un desarrollo urbano más sostenible y próspero para el entorno.
La competencia para dictar este tipo de normativa para la evaluación de terrenos recae en las comunidades autónomas. Pese a eso, será más tarde cada población la que desarrolle su propio PGOU que, evidentemente, debe seguir la línea de la legislación regional, autonómica o estatal. Además, este referente estará condicionado por los estándares urbanísticos, la propia ciudad o la sostenibilidad urbana.
A la hora de elaborar un Plan General de Ordenación Urbanístico, se suele pedir una serie de documentos como los planos cartográficos del terreno, un estudio económico-financiero con los costes de la ejecución del PGOU o un informe de sostenibilidad medioambiental y económica.
Otra documentación necesaria será un programa de actuación y desarrollo del territorio a largo plazo y el resumen ejecutivo de todos los cambios que se van a realizar en la ordenación actual. Es decir, debe quedar por escrito el alcance de la transformación urbanística que se plantea con ese nuevo PGOU.
Así se interpreta un Plan General de Ordenación Urbanístico
Este tipo de normativa urbanística debe fijar los objetivos globales para un desarrollo sostenible del terreno municipal. Uno de sus retos es, además, preservar los suelos no urbanizables y articular la ordenación urbanística con un esquema de los usos posibles del suelo público. Por eso, uno de los conceptos básicos de este Plan es la edificabilidad, que, junto a la clasificación del suelo, resulta indispensable para entender e interpretar la normativa.
Para cumplir sus objetivos, el PGOU señala las normas urbanísticas que deben cumplir las construcciones, define las infraestructuras del municipio, indica los distintos usos del suelo u ordena los espacios urbanos teniendo en cuenta el patrimonio social e histórico del lugar.
El Plan General de Ordenación Urbana es, en resumen, un instrumento vital para saber cómo se está desarrollando un municipio y para asegurar el éxito de una inversión urbanística. Permite, entre otros aspectos, estar al tanto de dónde y qué se puede construir en cada espacio, algo esencial a la hora de invertir en un terreno.
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