Si tienes un terreno y quieres mejorar su usabilidad y calidad, atent@ a las características del suelo. Deberás analizarlo y conocer sus valores químicos, físicos o biológicos. Porque sí, la porosidad o textura, entre otros aspectos, influirá si, en un futuro, quieres construir una vivienda.

Construir su propia casa es el sueño de muchos. Es uno de esos proyectos vitales que suelen venir acompañados de miles de preguntas. La mayoría de ellas relacionadas con la casa, y he aquí un primer error. Si es la primera vez que vas a edificar en un terreno, no te olvides de un paso primordial: escoger el mejor terreno. Y, si puede ser, mejorarlo.

El suelo de la parcela es más importante de lo que se cree. La tierra y sus características van a influir mucho en el proyecto final porque sí, la porosidad, textura o la densidad del terreno y sus valores químicos están relacionados con una sana y correcta construcción de la casa.

La composición del suelo habla, por ejemplo, de su capacidad a la hora de soportar peso y de su estabilidad. Algo crucial para la casa, pero también para la seguridad de los que van a vivir dentro de ella. Por lo tanto, analizar y conocer los valores del suelo es importante antes de iniciar la construcción de tu nuevo hogar. También lo es estudiar los desniveles del suelo, que interfieren en el asoleamiento y ventilación de la casa, y la posible orientación.

Para evitar contratiempos, muchas personas acaban contratando a un geólogo para que realice un estudio preliminar del terreno antes de dar el sí quiero definitivo y adquirir esa parcela. Esta figura experta ayuda a evitar terrenos irregulares, por ejemplo, y a escoger las mejores características. Y es que la norma general dice que los mejores terrenos para construir una vivienda son duros, compactos y duraderos.

Un buen suelo debe ser capaz, entre otras cosas, de soportar el peso de la estructura y las cargas, de evacuar adecuadamente el agua, de ser estable y no sufrir cambios de volumen significativos. No todos los terrenos naturales son adecuados para iniciar la construcción de una vivienda. Aún así, siempre se puede mejorar el terreno y convertirlo en la mejor opción.

Adecuar el terreno antes de construir es un paso fundamental para, en el futuro, evitar problemas como grietas en la estructura, un mal drenaje o asentamientos diferenciales. Tener el terreno a punto antes de edificar ayuda, a su vez, a reducir costos y a minimizar la necesidad de modificar el proyecto.

El primer paso es limpiarlo y nivelar el terreno. Parece una obviedad, pero es necesario limpiar la zona de rocas, raíces, maleza o escombros. Esto facilitará el acceso tanto a la maquinaria como a las personas que trabajen en el lugar. Y, para que la futura casa sea uniforme y estable, el suelo debe estar recto y nivelado.

También es interesante compactar el terreno para mejorar la estabilidad del suelo. Esto se lleva a cabo con maquinaria pesada especializada. Otra opción muy común es rellenar el terreno con arena o grava y mejorar así su capacidad y aguante.

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