Trasteros, residencias de estudiantes o de personas mayores, centros de datos o espacios de investigación. El sector inmobiliario es cada vez más diverso. Existen muchas oportunidades de inversión que van más allá de los grandes operadores del mercado y los activos tradicionales como comprarse una vivienda.  

Hoy día ya no es necesario comprar una casa o un piso -o edificio si el presupuesto es mayor- para entrar en el mercado inmobiliario. La inversión en propiedades inmobiliarias en España ha aprendido a diversificarse en los últimos años y han saltado a escena nuevos activos alternativos. Pese a que no existe inversión sin riesgo, estas propuestas menos tradicionales son, cada vez más, fórmulas atractivas para dar respuesta a las demandas sociales.   
 
Estos nuevos formatos de inversión están revolucionando el sector inmobiliario y facilitando que aparezcan nuevos perfiles e inversores sin, quizás, tanto nivel adquisitivo como se asume ante este tipo de compra-ventas.  
 
Una de las inversiones más disruptivas llega, claramente, de la mano de las nuevas tecnologías y su interminable auge. Se trata de invertir en centros de datos o espacios destinados a guardar los datos de las empresas.  
 
De hecho, los fondos de inversión se están mostrando muy interesados en los centros de datos que hasta hace apenas dos años solo compraban los grandes operadores de tecnología.  
 
Otra de las fórmulas en auge, y que responde al cambio de modelo social, es la inversión en viviendas para personas mayores. Ahora, con una esperanza de vida mayor y una vejez con muchas más posibilidades, las personas mayores buscan otro tipo de pisos o casas donde pasar sus últimos años. Es aquí donde nace el senior living, un concepto que se ideó para ofrecer activos inmobiliarios en los que se alojan las personas mayores de 65 años.  
 
En común, los inquilinos senior tienen que buscan mantener su independencia y calidad de vida, pero a la vez quieren tener los mejores servicios a su alcance. En Europa, y únicamente en los primeros meses de 2022, esta tendencia movilizó más de 4.000 millones de euros en inversiones.  
 
Finalmente, otra inversión alternativa y que, en este caso, responde a las necesidades de la población más joven son las residencias de estudiantes. En este caso, los fondos de inversión tienen el papel protagonista al igual que sucede con los data center. Y las cifras avalan su gran momento. En 2022, el mercado de las residencias de estudiantes acumuló una inversión de 1.246 millones de euros. O lo que es lo mismo: casi tres veces más que el año anterior. 
 
Y es que, en los últimos cinco años, se ha registrado un crecimiento del 14% en el número de plazas que ofrecen las residencias estudiantiles. Y se estima que la curva siga ascendiendo.