Cortinas, cojines, alfombras, ropa de mesa o de cama. Estampados o lisos, con formas geométricas y de distintos colores. Los tejidos son básicos para dar calidez y personalidad a dormitorios, cocinas y comedores. Te explicamos cómo combinarlos para sacar el máximo partido.

¿Quieres crear un ambiente totalmente distinto en tu casa sin mucho esfuerzo y con poco presupuesto? ¡Cambia los textiles! Puedes empezar por el salón. Por ejemplo, una cortina decorativa en una de las paredes o nuevas fundas de sofá pueden dar un giro sorprendente a tu decoración. Prueba con una tela lisa con cojines de colores y estampados decorativos o consigue cojines de distintos motivos y diferentes texturas como terciopelo, lino, pana o algodón. La combinación de un cojín grande con un estampado llamativo con otros más pequeños, lisos, del mismo tono, añadirán un toque original a tus rincones preferidos.

Las alfombras decoran, ayudan a ahorrar energía, suavizan la acústica, protegen el suelo y definen zonas. Una alfombra grande contribuye a dibujar un espacio dentro de una estancia, conectando un grupo de muebles. Para el comedor, una buena opción es colocarla bajo la mesa principal. Lo ideal es que la alfombra contraste con el color del conjunto de mesas y sillas: por ejemplo, que la alfombra sea de tonos claros y el mobiliario oscuro, o al revés. Asimismo, es importante que sea más grande que la mesa para distinguir el espacio destinado a comedor y también para que las sillas queden en la alfombra cuando se retiran. Un consejo: si es plana o de pelo corto, será más fácil mantenerlas limpias y frescas. ¿Y en el dormitorio? Si te apetece salir de la cama para poner los pies sobre algo blando, puedes colocar dos alfombras grandes, una al lado de la otra, junto a la cama; o bien optar por alfombras alargadas que rodeen la cama. Lana, algodón, terciopelo o fibras sintéticas son algunos de los materiales que más se utilizan. 

Las cortinas consiguen transformar el aspecto de las habitaciones. Por lo general cuelgan de puertas y ventanas como adorno o para aislar de la luz y proporcionar privacidad, pero también pueden ser un buen complemento para cubrir paredes pintándolas en un instante de texturas, colores o incluso estampados. Solo necesitas una barra de lado a lado de la pared y una tela que te guste. ¿Una ventaja? Que, si te cansas, puedes cambiarla. Una de las opciones más comunes son las cortinas hasta el suelo: son elegantes y fáciles de mantener.

Existen numerosas opciones para equipar tu cama. No solo importa que sea bonita. También es esencial que esté confeccionada con materiales de calidad, sostenibles y que te permitan dormir con tranquilidad, comodidad y a una temperatura agradable. Las colchas ¿las hay de distintos colores y materiales¿ aportan calidez e influyen en el aspecto del dormitorio y los edredones y sus fundas, disponibles en multitud de tonos y motivos, aportan calor y estilo. Según el tamaño del dormitorio quedarán bien unos u otros tonos: si la habitación es pequeña y las paredes o los muebles son llamativos o de tonalidades fuertes, mejor optar por ropa de cama de colores claros y neutros. En cambio, si las paredes son claras y neutras, entran en juego las fundas nórdicas y cojines de colores o estampados. En un hogar con aires nórdicos, modernos o minimalista combinarán grises, rosas, azules, negros, mostazas y blancos; en uno clásico o rústico, amarillos, verdes, beiges y azules. Un buen complemento son las mantas y plaids, que añaden color, textura y calor.

Si estás pensando en comprar manteles y servilletas, existen una serie de consejos que te serán muy prácticos. Para empezar, y antes de decidir colores o estampados, debes pensar en las medidas. Si quieres que tu mesa se vea elegante, se recomienda que el mantel sea 50 cm más grande que la mesa. Si usas cubremanteles lo ideal es que caiga sobre la mesa de 20 a 25 cm para que se vea también el mantel. Y ahora sí: hay tantos colores y motivos que es difícil escoger. Puedes tener en cuenta los colores del resto del comedor para que la tela combine con las paredes, las cortinas o las sillas. Si no te decides, la mejor solución es optar por tonos blancos y cremas. Son elegantes y aportan luminosidad.