Instalar placas solares fotovoltaicas en un terreno no solo es una manera de producir gran cantidad de energía de forma limpia sino que también es una buena opción a la hora de amortizar el suelo. Sostenibilidad y rentabilidad son dos de las grandes ventajas de esta instalación.
 
Cada vez son más las personas que buscan soluciones, en su día a día, para reducir la huella de carbono de sus actividades. Las energías renovables están presenten en todos los planes de negocio, incluso en las estrategias políticas y, cómo no, tienen su representación en los planes de futuro de la sociedad. 
 
En este sentido, instalar placas solares fotovoltaicas en un terreno o finca rústica es una buena manera de ser responsables que el bienestar del planeta, pero también es una gran opción a la hora de sacar un rendimiento extra a este suelo. Todo ello produciendo energía eléctrica de forma limpia. 
 
Las placas solares tienen un funcionamiento muy sencillo y la energía producida es continua. Por eso, como la mayoría de energía que usa una persona en su día a día es alterna, será necesario -además de las placas solares fotovoltaicas- un inversor solar. Así, toda la energía se podrá transformar en alterna.  
 
Los beneficios de instalar estos dispositivos que convierten la energía solar en eléctrica son muchos: no se generan residuos, no se consume combustible, se produce una de las energías más limpias que existe y la amortización de esta instalación llega al cabo de pocos años. También son una solución muy demandada para las fincas alejadas de núcleos urbanos que no tienen conexión eléctrica. 

 

Precisamente, en cuanto a la rentabilidad de estos recursos, se cumple aquello de que cuanto mayor sea el terreno, mayor rentabilidad. Otra cosa a tener en cuenta, y que influye en la rentabilidad, es la inclinación. Así, si el terreno se inclina hacia el norte tendrá menos horas de luz, por lo que generará menos energía que un suelo orientado al sur. 
 
A la hora de explotar una finca rústica con placas solares se puede hacer de varias formas. Por un lado, haciendo negocio vendiendo la energía resultante y, por otro, alquilando la finca a inversores más grandes que quieran crear un parque fotovoltaico. Según Powen, las fincas rústicas han aumentado su rentabilidad en más de un 50% en los últimos años.
 
También se aconseja consultar -previo a su puesta en marcha- las subvenciones y becas que muchos municipios tienen a la hora de fomentar la instalación de las placas solares en los terrenos. Además, hay que saber que, en función del tipo de placas solares, la inversión inicial puede cambiar. Así que cualquier ayuda es buena: atentos porque las ayudas varían según la zona y Ayuntamiento, pero son siempre interesantes de cara al inversor. Y también las hay más globales. 
 
Un ejemplo: el paquete del "Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia" aprobado por el Gobierno de España incluye ayudas para la instalación de placas solares con unas cifras iniciales de 600 millones de euros que podrían elevarse hasta los 1.320 millones. También hay bonificaciones otorgadas desde Europa para fomentar el autoconsumo de energía en las fincas rústicas. 

 

Antes de tomar la decisión de instalar placas solares fotovoltaicas en una finca rústica es importante comprobar si se dan ciertos requisitos. Por ejemplo, es necesario tener clara la calificación del terreno. El suelo debe estar calificado para uso industrial. Si no es así, siempre se puede pedir una revisión del estado al Ayuntamiento. 
 
Paralelamente, hay que revisar que dicha instalación sea técnicamente posible. O dicho de otra manera, que no interfieran otras instalaciones o infraestructuras como, por ejemplo, líneas de alta tensión. 
 
Para todas aquellas personas e inversores interesados en comprar un terreno o casa donde instalar estos dispositivos, Servihabitat pone a disposición un amplio catálogo de activos. ¡Será el primer paso hacia una autosuficiencia energética sostenible y rentable!